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La robótica inteligente cambiará todo, incluso nuestro trabajo

La presencia cada vez más generalizada de la robótica en diversos ámbitos de nuestra vida, desde el hogar hasta el trabajo, ha despertado inquietudes acerca de la sustitución del factor humano en el ámbito laboral. La robótica colaborativa, por ejemplo, nos muestra cómo los robots pueden asistir a los trabajadores en tareas que requieren esfuerzo continuo pero de baja complejidad cognitiva, aumentando la productividad y reduciendo el esfuerzo físico necesario. Este avance tecnológico promete hacer los productos finales más asequibles y mejorar las condiciones laborales de los trabajadores.

Sin embargo, la evolución de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático sugiere que incluso las tareas que requieren evaluación y toma de decisiones, que antes se consideraban exclusivas de los humanos, podrían ser asumidas por robots. El abaratamiento de la tecnología y el auge del hardware libre han democratizado la experimentación en este campo, permitiendo avances significativos en la capacidad de las máquinas para realizar tareas complejas.

Los ejemplos en la industria, como el despiece en fábricas o la enseñanza, ilustran cómo las tareas pueden ser analizadas, aprendidas y ejecutadas por robots con una eficiencia que supera a la humana, trabajando de manera ininterrumpida y en condiciones óptimas que los humanos no pueden sostener. Esta capacidad no se limita al ámbito industrial, sino que se extiende a sectores como la educación, el entretenimiento, e incluso la política y la justicia, donde la toma de decisiones basada en análisis de datos podría superar la capacidad humana.

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Robótica inteligente

A pesar de estos avances, hay quienes argumentan que ciertos roles, especialmente aquellos que involucran interacción humana y emocional, como la enseñanza para niños o el cuidado de la salud mental, podrían resistirse a la automatización. Sin embargo, la tecnología continúa desafiando estas nociones, con desarrollos que muestran la capacidad de los robots para interactuar de manera significativa incluso en estos contextos.

La pregunta entonces no es si la tecnología puede reemplazar casi cualquier trabajo humano, sino más bien cuándo y cómo sucederá esto. La discusión se centra en las implicaciones éticas, sociales y económicas de tal cambio, destacando la necesidad de un debate amplio sobre cómo la sociedad puede adaptarse a estas transformaciones, asegurando que los beneficios de la automatización se distribuyan equitativamente y que se aborden los desafíos que presenta para la fuerza laboral humana y la estructura social en su conjunto.

Diversidad de opiniones para el futuro tecnológico

El futuro de la robótica y la inteligencia artificial (IA) en el ámbito laboral plantea varias teorías sobre cómo evolucionará nuestra relación con el trabajo, según un artículo en el “Harvard Business Review“. Estas teorías varían desde visiones distópicas hasta utópicas, pasando por enfoques más equilibrados:

  1. Los distópicos advierten sobre un futuro donde los robots, impulsados por la IA, podrían reemplazar completamente a los humanos en el trabajo, llevando a conflictos por el control y eventualmente a la dominación de las máquinas. Esto podría resultar en desempleo masivo y la necesidad de implementar una renta básica universal.
  2. Los utópicos ven un futuro de abundancia económica generada por la eficiencia de los robots, donde las personas se liberarían de tareas laborales para enfocarse en actividades que les proporcionen realización personal, como el arte y la filosofía, sustentados por una renta básica para cubrir necesidades.
  3. Los optimistas tecnológicos creen en el potencial sin explotar de la tecnología actual, que podría llevar a un crecimiento económico significativo y una mejora en la calidad de vida, haciendo que muchos productos sean extremadamente baratos o incluso gratuitos. Esto requiere una inversión considerable en educación.
  4. Los escépticos señalan que, a pesar de los avances tecnológicos, el crecimiento de la productividad es limitado por barreras físicas y desafíos globales como el envejecimiento poblacional y el cambio climático, lo que podría resultar en un estancamiento económico a menos que se realicen avances significativos en ciencia y tecnología.
  5. Los realistas optimistas consideran que la robótica y la IA no solo aumentarán la productividad en las empresas y los hogares, también crearán nuevos empleos y especializaciones. Aunque la automatización mejore la eficiencia, seguirá habiendo necesidad de trabajadores humanos, aunque en roles más especializados.

Independientemente de la teoría que prevalezca, el futuro laboral probablemente nos empuje hacia actividades que nos hagan sentir realizados y requerirá una inversión en educación y especialización. La clave estará en adaptarnos a las nuevas tecnologías y decidir colectivamente el futuro que deseamos construir.

Preparemos nuestro futuro profesional

Prepararnos para el futuro cambiante de nuestra profesión va siendo cada vez más inminente, especialmente cuando enfrentamos una incertidumbre inherente sobre lo que este depara. Aunque no podemos predecir con exactitud los cambios venideros, es posible adoptar una actitud proactiva para influir en la dirección hacia un resultado más utópico que distópico. La clave no radica en resistirse al progreso, sino en orientar nuestros esfuerzos hacia la creación de un mundo en el cual el trabajo humano evolucione más allá de las necesidades económicas básicas.

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Debemos utilizar la tecnología para potenciar las habilidades humanas en lugar de reemplazarlas, asegurando que la robótica complemente nuestro trabajo, permitiéndonos ser más eficientes sin sustituirnos. Esto implica una colaboración donde la robótica ejecute tareas bajo la supervisión humana, especialmente en áreas que requieren un juicio crítico y toma de decisiones.

Es imperativo redefinir y replantear el diseño organizativo de las empresas. A medida que ciertos trabajos se automatizan, no significa que los empleos deban desaparecer. La transición debe enfocarse en transformar los roles laborales para que los trabajadores supervisen y gestionen la tecnología que realiza sus antiguas tareas, garantizando así la calidad y la eficiencia de la producción.

Involucrar a los empleados en el desarrollo tecnológico es esencial. No solo deben adaptarse a los cambios mediante la formación, también participar activamente en la creación de nuevos puestos de trabajo. Esto es vital para mantener una economía robusta donde las personas puedan consumir y las empresas producir. En este contexto, la formación continua, la investigación y el desarrollo (I+D) son pilares fundamentales para asegurar un futuro prometedor.